miércoles, 4 de mayo de 2011

LA PACIFICACIÓN PORFIRIANA


Después de sus hazañas contra la intervención francesa, Porfirio Díaz era un militar popular, poderoso y con ambiciones políticas. Cuando Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada se reeligieron, Díaz se levantó en contra de ellos al grito de no reelección, primero con el Plan de la Noria y luego con el Plan de Tuxtepec. Conquistó el poder en 1877 ganando con el 97% de los votos. El primer objetivo de su gobierno fue pacificar al país y eliminar a los rivales políticos más molestos. Logró el reconocimiento de Estados Unidos, Alemania, Italia, España y Francia, las potencias económicas de entonces. Años de relativa paz permitieron el crecimiento de la industria, la minería y los ferrocarriles, así como de los latifundios y del número de peones. En 1880 Díaz, fiel aún al lema de la no reelección, apoyó a Manuel González como candidato a la presidencia. González fue la cabeza de un gobierno derrochador que agotó las reservas monetarias del país; sin embargo durante su mandato hubo algunos logros, como la creación del banco nacional de México y el crecimiento de la red ferroviaria. Después de ese régimen, el único personaje viable para la silla presidencial era Díaz; quien se reeligió con una votación casi unánime. Había surgido el poder que gobernaría a México durante los siguientes 27 años.


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