miércoles, 4 de mayo de 2011

LA ÉPOCA DE LOS CAUDILLOS



En 1919 Carranza logró consolidar su poder; Estados Unidos había reconocido su gobierno y sus enemigos principales estaban vencidos: Zapata fue asesinado en Chinameca y Villa, derrotado por Obregón, vió reducida su gloriosa división del norte, a un puñado de fieles guerrilleros. Después de 9 años de guerra, la nación parecía encaminarse hacia la paz. Al terminar su mandato, Carranza nombró como su sucesor a Ignacio Bonillas, pero Obregón, que esperaba ser presidente, se reveló en contra de Carranza y lanzó el plan de Agua Prieta. El jefe del ejército constitucionalista trató de huir pero murió en Puebla. No hubo oposición en las elecciones en las que Obregón se postuló a la presidencia. Obregón se dedicó a la pacificación y reconstrucción del país. El reparto agrario se puso en marcha y se establecieron jornadas de trabajo y salarios mínimos para los obreros. Sin embargo, pospuso el control de los recursos petroleros, que se encontraban en manos de las compañías extranjeras, para obtener el reconocimiento de Estados Unidos. La lucha armada había creado una conciencia sobre la necesidad de la justicia social y la educación del pueblo mexicano. Obregón encargó esta última tarea a Vasconcelos , quien emprendió una campaña de alfabetización por todo el país. En las escuelas se promovió el orgullo por los valores nacionales y el conocimiento de las grandes obras de la cultura universal. Al acercarse el final del gobierno de Obregón surgió de nuevo el problema de la sucesión presidencial. El elegido fue Plutarco Elías Calles pero Adolfo de la Huerta  realizó un levantamiento. Esa inconformidad les costaría la vida a muchos generales revolucionarios.

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